La Opinión de Cuenca: crítica y análisis

Desde el 4 de abril del 2021 colaboro semanalmente con una columna de opinión, generalmente enfocada en política provincial, en el digital La Opinión de Cuenca. Como sea que no es sencillo luego escarbar para localizar columnas pasadas, me vengo al rincón personal para enlazar cada uno de los artículos publicados durante 2021:

  1. (4 abr) Un atardecer con Fray Luis de León en Villaescusa de Haro / Sobre el origen del título de la sección Mundanal Ruïdo y la hipotética visita del fraile belmonteño a la universidad villaescusera.
  2. (11 abr) La democratización del consumismo / Sobre la facilidad de comprar online en el mundo rural.
  3. (18 abr) Caridad de Recursos Conquenses S.A. / Sobre los recursos conquenses de utilidad estatal y el escaso retorno de la inversión al origen.
  4. (25 abr) Un montón de piedras con ojos / Sobre patrimonio histórico-artístico y su conservación.
  5. (2 may) Greta Thunberg no tendrá hijos y pagará peajes / Sobre cambio climático y los peajes para autovías y carreteras.
  6. (9 may) 15-M o el Círculo Polar Ártico de Unidas Podemos / Sobre el 15-M en su décimo aniversario y una opinión personal sobre el partido político que generó.
  7. (16 may) Cuenca 2050 / Sobre la utopía de Cuenca en el año 2050.
  8. (23 may) Justicia social por aquí, justicia social por allá / Sobre el concepto manido de justicia social desde diferentes definiciones y usos.
  9. (30 may) El Predicador del Eclesiastés, Roberto Bolaño y Pedro Sánchez / Sobre que haya un tiempo para el castigo y un tiempo para la concordia, es decir, sobre los indultos a los políticos catalanes presos.
  10. (6 jun) Diez años de alcaldía y curas de humildad / Sobre la experiencia personal de diez años como alcalde de un pueblo conquense.
  11. (13 jun) Teresa Ribera en Belmonte y un monstruo en el portal / Sobre la visita de la vicepresidenta a Belmonte y el monstruo de la despoblación.
  12. (20 jun) Un verano para la pandilla de Junqueras / Sobre las ganas que tenemos de verano y una invitación a Junky y Rufy.
  13. (27 jun) La sucia paradoja de Chana / Sobre el macrovertedero de Almonacid del Marquesado.
  14. (4 jul) La rara melancolía conquense / Sobre la necesidad de esperanza en el futuro de la provincia conquense.
  15. (11 jul) Los (Benditos) Forasteros / Sobre los veraneantes en los pueblos manchegos.
  16. (18 jul) Si una noche de invierno fray Pablo viese hoy su convento / Sobre el convento de los dominicos.
  17. (25 jul) Free Tour Operator Holidays in Cuenca / Sobre los destinos turísticos de la provincia a modo de agencia de turismo.
  18. (5 sept) ¿Qué hace una chica (educada) como tú en un sitio (rural) como este? / Sobre la vuelta al cole.
  19. (12 sept) Un cochazo de 90.000 euros para Chana / Sobre el coche presidencial que ha licitado la Diputación de Cuenca.
  20. (19 sept) De por qué a Henri Parot no le gusta mi pueblo / Sobre las fiestas del pueblo y su relación con el Regimiento Saboya.
  21. (26 sept) Tiempos gaseosos para hipocresías sólidas / Sobre hipocresía política actual.
  22. (3 oct) Preferiría no hacerlo / Sobre la actitud vital de Chana al modo de Bartleby.
  23. (10 oct) ¿Qué es deuda? Deuda, cariño, ¡eres tú! / Sobre la deuda pública.
  24. (17 oct) La Manada Incendiaria de los Justicieros de la Historia / Sobre memoria histórica y la imposición de relatos.
  25. (24 oct) «Cuenca lee» o «Cuenca, lee» / Sobre la feria del libro de Cuenca y hábitos de lectura.
  26. (31 oct) El umbral sociológico del dolor / Sobre el umbral del dolor y la tolerancia al mismo en asuntos de actualidad política.
  27. (7 nov) ¿Quién necesita un autobús de línea disponiendo de un BMW 545e? / Sobre el transporte público en la provincia.
  28. (14 nov) La España medio vacía o medio llena / Sobre despoblación y vida rural.
  29. (21 nov) 3.620 millones de euros para 189 días de espera / Sobre sanidad regional y externalización de servicios.
  30. (28 nov) Chana, ¡salva al soldado Valero! / Sobre la liberación del diputado Miguel Ángel Valero.
  31. (5 dic) Conversación en el despacho de María José Rallo / Sobre el cierre de la línea de tren convencional.
  32. (12 dic) No te lo perdonaré jamás, Martínez Chana, jamás / Sobre el macrovertedero de Almonacid del Marquesado.
  33. (19 dic) Empanada horneada de paripé y falta de respeto / Sobre la convocatoria de ayudas para pueblos de más de 7.000 habitantes.

Y seguiremos.

G.A.T.O. para la posteridad


Julio Ruiz, cincuenta años de pasión en las ondas.

A veces quiero estar así,
a veces solo quiero huir,
a veces pienso que tan solo ha sido un sueño
y que aún estás aquí.

[Brigitte, Los Planetas]

Ayer, 18 de julio de 2021, Julio Ruiz emitió el último programa de Disco Grande en Radio 3. A los 68 años, y después de ¡50 años! dirigiendo el mismo programa, lo han jubilado a pesar suyo y pena nuestra.

Me emocioné ya desde la entradilla, quedaba solo una hora de una porción de nuestra vida musical. A Julio lo quería todo el mundo, así que no son de extrañar las muestras de cariño e incluso pinceladas hagiográficas que otros le pintan. Quizá no seamos capaces de entender lo que significa dirigir un programa durante medio siglo. Contó ayer en el último Disco Grande que, incluso durante el año de servicio militar en 1980, preparaba los cortes del programa durante los permisos del fin de semana y se los entregaba a su hermano para que los ensamblará con las piezas musicales y se siguiera retransmitiendo. Por eso él presumía de retransmisión ininterrumpida desde 1971.

No me considero un oyente frecuente de Disco grande, sino ocasional, pero tenía como un reloj interno lorquiano que a las cinco en punto de la tarde notificaba el evento. En realidad, no me iba la vida en conocer las noticias musicales del día pero me fascinaba escuchar a un señor que sonaba tan juvenil, tan pasional, tan entregado a la promoción de grupos maqueteros de pop y rock. Gozaba de una memoria prodigiosa en asuntos musicales, aunque quizá no sepa en qué día cumplen sus hijos los años; la pasión tiene estas cosas.

Cuando quedaban quince minutos de programa, se subió en el coche conmigo una compañera y empezó a hablar de lugares comunes. Ella no sabía que estábamos en mitad de un funeral y que no era procedente recordar el final del curso escolar. A medida que emitía mensajes para un receptor absorto, yo iba sutilmente subiendo el volumen de la radio desde el volante. Dijo Julio que sentía a todos sus oyentes como el último concierto de un grupo al que acuden todos los fans; bueno, todos los fans y mi compañera, que cuando le aseveré muy serio que quedaban diez minutos de un programa que llevaba cincuenta años en emisión se limitó a decirme que ella tenía un amigo que escuchaba Radio 3. Testifico que no la arrojé del coche en ese momento.

Sus últimas palabras fueron de agradecimiento, como suelen hacer las buenas personas, y cerró con un epitafio que queda ya labrado en nuestra memoria sensible: no hay nada como la radio. Entonces dio paso a Brigitte, single de adelanto del primer disco de Los Planetas allá por 1994. A veces pienso que tan solo ha sido un sueño. Y se hizo el silencio.

Irene Vallejo y Anteo


Irene Vallejo en el Día de Aragón 2021.

En los libros,
donde vive y sueña nuestra familia de papel,
nos aguardan las ideas y las palabras
que tejerán el relato que seremos.
Contra cierzo y marea.

[Irene Vallejo]

El 23 de abril, fecha en la que coinciden y confluyen la celebración del día de San Jorge, fiesta de Aragón, y el día del libro, la escritora Irene Vallejo fue galardonada con el Premio Aragón 2021. La joven escritora maña, tiene 42 que parecen 25, heredera de María Moliner de mirada amplia y sonrisa limpia, sigue arrasando con el ensayo El infinito en un junco, que esta semana ya va por la 32ª edición.

Su discurso en el acto institucional fue tan emotivo, sincero y atinado que queremos compartirlo aquí y obligar a todo lector a descubrir la pasión con la que transmite Irene o, al menos, a leerlo íntegro:

Discurso íntegro de Irene Vallejo en el Día de Aragón 2021

Recuerdo un mito griego que retrata este misterioso cordón umbilical que nos une al lugar donde nacimos. Anteo era un gigante, hijo de la diosa Tierra, y con solo tocarla sacaba de ella una fuerza extraordinaria: se llenaba de vida. Su madre le transmitía una corriente invisible de vigor. Igual que el secreto poder de Sansón era su melena, el de Anteo era su arraigo. Cierta vez luchó cuerpo a cuerpo con Hércules. El gran forzudo griego solo pudo vencerle levantándolo en vilo y separando sus pies del suelo. Hasta el último aliento, cuenta la leyenda, Anteo buscó agónicamente la caricia de su tierra materna. Sí, en la antigua mitología aprendí que hasta los gigantes agradecen jugar en casa y que todo gran viaje necesita una Ítaca añorada.

De Sara Montiel a Ana Iris Simón


Ana Iris Simón ahora que no duerme en caravanas de feria.

Hola, mi amor, tengo que hablar contigo,
estoy cansado, estoy hecho un lío.
Dime, mi amor, qué es lo que quieres de mí,
Dímelo ya, y no me hagas sufrir.

[Hola mi amor, Junco]

El escritor y crítico Alberto Olmos señaló en un compendio de lo mejor del año que Feria, de Ana Iris Simón, era una de las dos mejores novelas que había leído en 2020. Olmos lee cientos de libros al año, así que si se había fijado en el debut literario de una chica de Campo de Criptana de 28 años que habla de lo popular, del pueblo, de la familia y de las ferias entonces había que apuntar esa referencia. En Navidad regalé Feria a mi hermana pequeña. Regalo boomerang.

Dos meses después del descubrimiento de Olmos, la novela de Ana Iris se ha convertido en un éxito, tanto de ventas como de opinión, destacando en esto último la polémica surgida a consecuencia de la crítica de Soto Ivars, con título clickbait: La escritora roja que enamora a la gente de derechas. Las redes sociales, que arden con cualquier excusa, se incendian sobremanera con el feminismo, y aquí a Ana Iris le da por mostrar sin pudor la vida y pensamiento de la mujer, de las mujeres rurales de su familia, y a ciertos sectores incendiarios no les agrada que haya mujeres jóvenes pensando fuera de su norma, no les gusta que una chica joven y desprejuiciada escriba «las mujeres nos lo hemos creído a medias, como todas las mentiras que nos contamos a nosotras mismas» o «negar que un escote bonito es enseñado de cuando en cuando para ser visto, solo cuando quiere ser visto, cuando quiere ser mirado, además de ridículo niega parte de nuestro poder como mujeres, un poder que no se reduce a lo bello y a lo sexual pero del que lo bello y lo sexual forman parte y no pasa nada y por eso toda mujer ama a un fascista».

Como no soy crítico literario ignoro qué futuro tendrá Feria una vez se diluya el contexto actual de sensiblería, mojigatería, tradición traicionada e izquierda simulada; el contexto de El síndrome de Woody Allen, de Edu Galán, vamos. También ignoro si la ópera prima de Ana Iris Simón es un buen libro según el canon de literatura pura, pero me atrae su agradable tono poético, su mirada fresca y sin prejuicios, su descripción sin beatus ille y sin victimismo de la vida rural entre Campo de Criptana y Ontígola, su cariño a la feria cuando era feria (el mejor capítulo del libro, sin duda, es precisamente el que se llama como la novela, Feria), su chorreo natural de vocabulario ancestral, su desmitificación de Madrid y del infantil individualismo actual, su despojo de ínfulas posmodernas, su convencimiento de que la patria es la familia.

«Quizá nos hemos creído lo de la libre elección y lo del progreso y lo de la democracia liberal como única arcadia posible. Y menuda arcadia».

En el pueblo de nunca jamás tanta nieve


Sábado 9 enero 2021: 9:22 a.m. – 13:10 p.m.

Dime que no has dicho nunca estando borracho que tú controlas,
dime que nunca mientes y que no te arrepientes
de las decisiones que te han llevado a ser como eres,
dime que no tienes dudas
sobre ninguna cosa:
confirmaré que eres una persona sospechosa.

[Una persona sospechosa, Los Punsetes]

Entre el jueves 7 y el sábado 9 de enero no paró de nevar. Dicen los mayores del lugar que no recuerdan una nevada así (la encuesta se ha trasladado a varios vecinos de más de ochenta y de noventa años). Sería difícil cuantificar la cantidad de nieve porque el viento la arrastraba; se registraron espesores muy variables, aunque sería muy prudente decir que el espesor medio superó los cincuenta centímetros.

El viernes antes de mediodía, en mitad del histórico temporal, un concejal socialista me mandó un wasap bastante maleducado y acusatorio insistiendo en que si él fuese el alcalde estaría limpiando la nieve «con los dientes» y que seguro que me las arreglaba para irme a «hacer fotitos» y luego echar la culpa «a la Diputación, a Zapatero o a Sánchez«.

El sábado por la mañana, en previsión del final de las nevadas, me junté con el teniente-alcalde (César) y el otro concejal socialista (Pedro) para tomar decisiones. Nos sentíamos impotentes ante Filomena en mitad de la intransitable N-420 viendo cómo incluso los conductores de motoniveladoras no podían acceder a sus máquinas para limpiar carreteras: la pescadilla que se muerde la cola. Informé que la máquina con pala que había contratado no podía venir y la abonadora para esparcir sal tampoco. Compartimos nuestra preocupación e incluso planteamos retirarnos ante la enorme cantidad de nieve acumulada. Afortunadamente en ese momento empezaron a acudir a la puerta del cerezo decenas de voluntarios de cualquier sexo, edad y condición para colaborar de forma entusiasta en la limpieza de calles y accesos a las casas.

Gracias a tantos tractores, máquinas y palas «manuales» no hubo que retirar la nieve con los dientes. Resulta evidente que de otra forma, sin la colaboración de medios mecánicos particulares, habría resultado imposible acometer la tarea con rapidez y buen resultado. Totalmente imposible para cualquier Ayuntamiento pequeño carente de medios materiales y humanos.

Y así se consiguió que la desesperación y preocupación que compartimos a primera hora de la mañana terminase a última hora de la tarde con satisfacción y éxito.

¡Cómo no agradecer a todos su trabajo, cada uno con unos medios y unas posibilidades a su alcance! A algunas personas mayores se les caían las lágrimas al ver que se limpiaba el acceso a su puerta.

La nevada fue histórica. La colaboración ciudadana, también.

P.S. La prensa provincial se hizo eco del asunto en este reportaje de El Día Digital titulado «Los alcaldes de la provincia, auténticos ‘héroes’ frente al temporal». Aunque el titular sonroje porque un alcalde, si en algo es líder, es en preocupación; qué poco podríamos haber hecho sin la colaboración ciudadana y, sobre todo, sin los medios propios de agricultores y ganaderos.

Más Piedras


Palacio de los Gosálvez en Casas de Benítez.

Yo no soy ningún ángel.
Yo no soy ningún santo.
Pero lo que estás haciendo
es que me está matando.

[Santos que yo te pinte, Los Planetas]

Anoche me tropecé con un imprescindible artículo en The Objetive acerca de gestión del patrimonio histórico y de la organización Hispania Nostra titulado «Hispania Nostra: amar el patrimonio para hacerlo sostenible».

Según Hispania Nostra, esmerarse, a nivel político, en la conservación del patrimonio permite cuidar la identidad histórica y potenciar un motor de desarrollo económico y social en todo el territorio.

Requiere, sin embargo, mucha sensibilización. Y, al menos en lo referente a los socialistas del equipo de gobierno de la Diputación de Cuenca, están muy lejos de entenderlo a día de hoy. En el último pleno del pasado miércoles, el diputado de obras no rodeó con eufemismos: «mire, Sr. Solana, su obsesión con los temas de patrimonio es crónica, nosotros ya dijimos, y vuelvo a repetir, que MENOS PIEDRAS». Y ese comentario se escuchó en el salón de plenos con la connivencia del presidente Chana y del diputado de cultura y patrimonio Valero, amigos de vender las bondades de la conservación de nuestra historia en sus discursos pero olvidadizos a la hora de asignar presupuesto al asunto. Ese es el nivel de sensibilización, ¡cuánto camino queda por recorrer!

Y mientras tanto, monumentos en deterioro irreversible, proyectos que quedan en el olvido por falta de financiación, una historia que se va perdiendo por la despoblación y la dejadez de muchos gobernantes, una identidad que se diluye y, en definitiva, un ir siendo cada vez menos nosotros.

Domingos por la tarde o invertir en supervivencia


Perspectiva de Villaescusa de Haro desde la quesería Villa d’Haro.

Encadenada en un mundo hostil
de obediencia o castigo,
obligada a tocar el violín
y ser todo lo que él siempre quiso.

[Balada del hombre desesperado y la novia en el río, Lovely Luna]

Cada vez son más los borradores que se quedan olvidados, durmiendo en el limbo del unpublished, aplastados por la contundencia del bahpáqué si a nadie le interesan tus desvelos. Nadie debe ser un número bastante aproximado de la gente a la que le preocupan tus tonterías, lo sé por empatía inversa. Porque a ratos duele manifestarse, abrir las manos y ofrecerlas con humildad: esto es lo que tengo, lo que ofrezco, mi provisionalidad, mi ruina y mi miedo. Nos aplican a todos los pueblos las restricciones de nivel 2 para que se nos quiten las ganas de salir a tomar una cerveza en esta semana triste y lluviosa. Y de repente, sí, se me han quitado las ganas de la cerveza y de discutir con los que no son padres, y son mis amigos y son gente muy mucho más mejor que yo, pero la imposibilidad de solapar las perspectivas frustra el resultado de cualquier debate. Disculpen el pesimismo, es domingo por la tarde, llevo casi dos años sin volar, un año y medio sin ver el mar, no sé cuánto sin ir al cine y muchos meses sin disfrutar de un concierto.

Me ha hecho ilusión que Alberto Olmos haya ganado esta semana la primera edición del Premio de Periodismo David Gistau, diez mil euretes por un demoledor artículo sobre la pobreza publicado en mayo. Aquí ya se habló de Alberto Olmos en 2011 por su novela Ejército Enemigo y, desde entonces, lo seguimos, primero en su blog Hikikomori y ahora en su irreverente Mala Fama de El Confidencial. Supongo que le haría gracia saber que sale a relucir en cursillos pre-matrimoniales por un artículo en el que decía «No tengo ninguna necesidad de explicar lo feliz que me hace mi hija. No voy a convencerte de que tengas hijos porque luego no podré convencerte de lo más importante: que los quieras y los cuides. No tengáis hijos por obligación o debilidad, nadie os lo está pidiendo». Esta semana ha publicado un artículo bestial sobre Irene Montero que nace de una mezcla de frustración e inquina traicionada, quizá de las mejores lecturas breves de la semana para tonificar el rencor machista; si la ministra lo lee quizá opte por recoger los bártulos y anunciar su repliegue: lo siento, os he fallado, abandono la política pero me quedo con mi chalet a las afueras, mi familia numerosa, mi esposo fiel, mis reportajes de moda, mi netflix, mis ayudantes en casa, mis aspiraciones de educación de élite para mis hijos, mis cumpleaños con tartas caseras y mis escoltas «multidisciplinares». Y concluir con alguna moraleja tipo a) siempre soñé con ser una chica bien o b) lo malo es cuando los privilegios los disfrutan otros o c) sois unos machistas impenitentes. Huelga decir que su lifestyle no sería en absoluto reprochable si no fuese porque se gana el pan luchando contra gente como ella, que se lo digan a su compi Teresa.

Me ha hecho ilusión descubrir la apertura de la Oficina de Gestión de Ideas del CA2M de Móstoles. Aplican la consigna del máximo esfuerzo para obtener el mínimo resultado para dar solución a puñados de incógnitas populares. La política y la cotidianeidad, dos de los pilares sobre los que ahora se sustenta esta existencia, están tan en las antípodas del arte que estas historias me pellizcan la percepción de la realidad como si estuviese descubriendo un mundo nuevo al estilo del protagonista de Solenoide.

No me ha hecho ilusión adquirir conciencia del sombrío panorama del mundo rural: atraer población es complicado y retener ya es tarde porque hubo tantos que se marcharon sin previsión de billete de vuelta. Los presupuestos, tanto generales como regionales, ignoran un drama de compleja solución; como anticipó Jesús Patiño hace unos días, «el primero en marcharse de los pueblos fue el Estado, no la gente», tesis también defendida por Sergio del Molino en su célebre ensayo La España Vacía. Remarco la columna de Manuel Astur en El Cultural de esta semana: «uno no entra en un monasterio para comenzar a creer en Dios. Antes de cambiar de vida material, hay que cambiar de vida mental. De lo contrario, me temo, los pueblos se llenarán de ciudadanos que no entenderán nada».

No me ha hecho ilusión leer en el BOE el flamante procedimiento de actuación contra la desinformación. Un procedimiento que no explora la vía legislativa sino la supervisión por parte de órganos dependientes del ejecutivo y que anticipa incluso el control de los medios de comunicación. Y sufrimos, de forma inconsciente, la ambivalencia de querer creer que la desinformación hace daño pero que estos gestos suponen los preliminares de controles temerarios: os mostraremos las fuentes de las que brota la verdad única. Dejadnos en paz, malditos, casi siempre preferimos nuestra verdad, nuestra mentira y nuestra duda. Dejadnos en paz y no nos aboquéis a abismos de libertad, de pluralidad y de concordia fingida.

Enhorabuena a Biden por ir corriendo al atril con casi ochenta años, enhorabuena a Roglic por endulzar con esta Vuelta el agrio final del Tour, enhorabuena a Olmos por los diez mil euros, enhorabuena al dúo cómico Sánchez et Iglesias por hundir los cimientos y valores de un país sin el más mínimo encontronazo social, enhorabuena a Xoel por su nuevo Si mi rayo te alcanzara, y enhorabuena a mí por haber echado a perder otro domingo por la tarde y haberlo sobrevivido.

La resaca de la moción de censura


Análisis gráfico de una moción de censura.

Eres tú quien va a cambiar el mundo,
quien destrozará
las teorías de la humanidad.

[Luciérnagas y mariposas, Lori Meyers]

De inicio la jugada era tramposa: Santiago Abascal no había concebido la moción de censura para ofrecerse como legítimo presidente del Gobierno, sino de forma exclusiva como encerrona política a Pablo Casado. Y, precisamente por su maquiavélica concepción, no cabe la interpretación simplista de que el Partido Popular, con su «No» a Vox, ha apoyado al nefasto Gobierno actual. Desde esa óptica, el rechazo de Vox a la coalición España Suma también debería tildarse de apoyo sanchista.

Antes del combate, los analistas y politólogos lo tenían claro: Pablo Casado iba a fracasar. Si se enfrentaba a Abascal, porque perdería un espacio electoral que hasta la llegada de Vox le era fiel por falta de alternativa. Y, si apoyaba la moción de censura, porque coronaba al ex-militante popular como jefe de la oposición, y en ese barro de jugar a ser Vox siempre iba a ganar el original. En el filo del precipicio, Casado optó por la instintiva sensatez: marcar distancias a nivel ideológico y práctico con los postulados que había defendido, con bastante torpeza y mezclando churras con merinas por cierto, Abascal.

De hecho, paradójicamente, Casado debe ahora agradecer al líder de Vox que le haya brindado la oportunidad de exponer, en un escaparate hostil, su proyecto político y demostrar su incuestionable capacidad parlamentaria. Su genuino discurso perfiló su liderazgo y mostró con convencimiento el amplio espectro político que ocupa el Partido Popular, diferenciándose del resto de partidos de su entorno en una concepción lineal de la política que ya ha quedado obsoleta.

Más allá de los puntos de conexión ideológica, y de que la gran mayoría de los votantes de Vox no se enmarcan en la extrema derecha sino en una derecha tradicional que sintieron huérfana en un tiempo pasado, Pablo Casado supo visibilizar las diferencias y marcar distancia con un partido concebido como de extrema derecha. Porque el Partido Popular debe desmarcarse del discurso eurófobo, xenófobo, excluyente, nacionalista y populista de Santiago Abascal.

Así, el líder popular perfiló con precisión los márgenes que separan al Partido Popular de Vox más allá de los puntos de confluencia: la defensa de la Unión Europea como convencimiento de que unidos en un mundo globalizado somos más fuertes, el deseo de una España unida y plural en contra de la monolítica concepción nacional de Vox y la defensa del Estado de Derecho enmarcado en una Constitución a la que Abascal hiere en su discurso. En una provincia como la nuestra, tan dependiente a día de hoy del apoyo económico europeo a la agricultura y la ganadería, se antoja contradictorio el discurso euroescéptico.

De este modo, desde el pasado 22 de octubre se ha iniciado la compleja y larga travesía del ensanche de la centroderecha nacional a la luz de Pablo Casado, consciente tanto de su arriesgada apuesta como de la necesidad de tiempo para favorecer la decantación del ensanche, entendido más como atracción magnética que como aspiradora forzada. No resulta, como es evidente, baladí el asunto por muchas cuestiones entre las que se podrían destacar dos.

La primera, la dificultad de generar expectativa e ilusión en un votante frustrado al que Vox atrae vía populismo utópico. Deberá Casado arremangarse para convencer y subrayar más lo que diferencia que lo que une para que el votante pueda discernir su legítima opción. Ya le sucedió, en el espectro opuesto, a Podemos, que arrancó la ilusión de la izquierda pero que ha pasado, en tres años y tres elecciones generales, de 71 a 35 diputados. Y también le ha ocurrido, una vez apagada la percepción de ilusión, a la extrema derecha en Europa: Amanecer Dorado en Grecia ha desaparecido del Consejo de los Helenos y el Partido Liberal de Austria ha pasado del 26% al 16% de apoyo electoral.

La segunda, el frente de batalla que se abre en las redes sociales, donde las noticias falsas se expanden exponencialmente más rápido que las veraces y se fomenta inmisericorde la polarización de los discursos. Sin ir más lejos, Macarena Olona se jacta ahora de la pérdida de seguidores en Twitter de algunos parlamentarios populares tras la moción, como si su objetivo fuese ese, la política como trending topic. Sin embargo, y sin duda, no se debe minusvalorar la capacidad de las redes sociales para transmitir un sentir y generar una tendencia que arrastre ilusiones y voluntades. En el barro del populismo cobra, si cabe, más sentido utilizar el argumento sólido como arma de futuro.

Y, mientras tanto, tiempo al tiempo.